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La costumbre de intercambiar tarjetas en Navidad fue inventada en 1843 por el inglés Sir Henry Cole. Desesperado por crear conciencia entre sus amigos sobre la necesidad de ayudar a los pobres y necesitados durante la temporada navideña, Cole le encargó al artista John Calcott Horsely (ahora acreditado como el diseñador y artista de la primera tarjeta de Navidad) que pintara una tarjeta que representara la dieta y ropa de los espectáculos pobres.

Sin embargo, el diseño closing se centró en un colorido grupo de juerguistas adinerados que disfrutaban de una copa de vino y disfrutaban de la comida navideña. En los bordes del mapa, ilustradas en un solo tono de gris, había representaciones de los pobres.

A pesar de las buenas intenciones de la tarjeta, generó críticas por mostrar a jóvenes bebiendo vino, ya que se consideró que «promueve la corrupción ethical en los niños». El eslogan ahora ampliamente utilizado era: «Feliz Navidad y próspero año nuevo para ti». Sir Henry envió estas tarjetas a todos sus amigos y familiares ese año, creando una costumbre que continúa hasta el día de hoy. Solo se imprimieron 1000 de estas tarjetas, que se vendieron por un chelín (5 peniques) cada una en 1843 y ahora son objetos de colección codiciados, y una se vendió en una subasta en el Reino Unido en 2005 por £ 8469.

A medida que la Navidad iba y venía, aparecieron nuevos diseños de tarjetas tarjetas elaboradas con flecos de seda y satén, tarjetas dobladas como abanicos o cortadas en forma de pájaros y velas, pero curiosamente estas primeras tarjetas rara vez mostraban escenas de invierno.

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La costumbre de las tarjetas de Navidad pronto se hizo well known en el lado estadounidense del Atlántico, pero durante más de 30 años los estadounidenses tuvieron que importar sus tarjetas de Inglaterra. Luego, en 1875, un inmigrante alemán llamado Louis Pranf abrió una tienda de litografía y publicó la primera tarjeta de Navidad de los Estados Unidos. Sus primeros diseños no tenían nada que ver con la Navidad y presentaban obras de arte simples con flores y pájaros genéricos. Sin embargo, fueron un gran éxito y en 1881 Prang había producido más de cinco millones de tarjetas navideñas.

Desde entonces, las tarjetas navideñas se han convertido en una costumbre navideña universal, con millones intercambiadas entre amigos y familiares de todo el mundo cada año. Las tarjetas de Navidad benéficas son una herramienta clave de recaudación de fondos para muchas organizaciones benéficas en la actualidad, y al defensor de los derechos del niño, Unicef, se le atribuye la invención del concepto.

Aunque la tecnología nos ha traído nuevas formas de comunicación, como el correo electrónico y las tarjetas electrónicas, la clásica tarjeta de Navidad sigue siendo tan well-known como siempre y es poco possible que se extinga pronto.

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Por Julieta

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