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Estos versículos al remaining de Marcos 8 son algunas de las últimas enseñanzas de Jesús a sus discípulos. Jesús sabía lo que le iba a pasar a él y a sus discípulos en el futuro cercano, y podemos aprender algunas lecciones de su enseñanza.
35. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
36. Porque ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
37. ¿O qué debe dar el hombre por su alma?
38. Por tanto, el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora el Hijo del Hombre también se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Cada vez que leo los versículos 35 y 36 recuerdo los escritos de Salomón en Eclesiastés. En resumen, Salomón tenía todo lo que un hombre podría desear. Period muy sabio, tenía una riqueza inmensa, period el hombre más poderoso del mundo, tenía mujeres por todas partes y, sin embargo, period miserable.
Solomon habla de cómo decidió probar cualquier cosa para encontrar la felicidad. Al last dice que todo fue pura vanidad. Pero a pesar de todo, Salomón dice que nunca perdió su sabiduría. Creo que eso significa que sabía que lo que estaba haciendo era en vano, ¡pero lo hizo de todos modos!
¿No suena eso como América? Corremos, corremos, corremos tras lo que creemos que nos gustará, sabiendo que incluso si conseguimos lo que queremos, al ultimate no seremos felices porque sólo queremos más.
El versículo 38 es un versículo interesante, alguien con niños me lo explicó de esa manera. Dijo que estaba muy orgulloso de sus hijos. No importa a dónde fuera, quería hablar sobre lo que estaban haciendo sus hijos. Si alguien hablaba alguna vez de sus hijos, siempre tenía una historia que contar.
Pero también quería que sus hijos estuvieran orgullosos de él. Le encantaba cuando se jactaban de él y les decían a los demás lo buen padre que period.
Creo que ese es Jesús. Él quiere estar orgulloso de nosotros y quiere que nosotros estemos orgullosos de él. Quiere poder presentarnos personalmente al Padre con alegría cuando llegue la eternidad. No queremos escuchar a Jesús decir: «Sí, ese es Bob. Es salvo, pero nunca hizo mucho en la tierra. No ha tratado de llegar a conocerme y ciertamente no le ha dicho a nadie sobre mí. Queremos escuchar a Jesús decir: «Bienvenido, tu buen y fiel servidor.
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